La clase de este lunes ha sido íntegramente práctica a excepción de unos minutos teóricos introductorios, que nos explicaban oos pasos que debíamos seguir para cumplir el objetivo. Debíamos realizar un dibujo de nuestro contorno, para luego comprobar si estábamos dentro de los cánones ideales.
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Foto por Manuel |
Debido a la gran extensión de un cuerpo humano, debimos tomar formatos como hojas de periódicos pegados para llevar a cabo nuestro cometido.
María Jesús dedicó unos primeros minutos para ver dos vídeos que explicaban la razón aúrea, el número fi y como este infuye en la naturaleza y en nuestro propio cuerpo.
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Foto de Internet |
Para realizar el ejercicio, nos inspiramos en el hombre de Vitruvio, el cual presenta un cánon perfecto, midiendo cuatro codos exactos y siendo su altura igual a su envergadura. Datos como que cuatro dedos equivalen a una palma o que seis palmas son un codo, fueron datos facilitados por el vídeo y que no ayudaron a identificar mejor el idea de belleza. La cabeza se divide en tres tercios, siendo la oreja equivalente a un tercio.
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Foto por Manuel |
Yo comencé dibujando mi contorno, con ayuda de una compañera, y comprobando si los datos que debían cumplirse eran exactos. Según los datos, mi codo mide cuareta y siete centímetros, y mi altura se corresponde con cuatro codos y un centímetro, por lo que no se corresponde con el ideal. Mi altura, un metro y ochenta y dos, no se correspondía tampoco con mi envergadura, que era un metro y ochenta y cinco centímetros, por lo que esa pauta tampoco era propia de un ideal de belleza. Mi cara medía veinte centímetros, divididos en tres tercios pero de medidas irregulares.
Me pareció interesante ver como había un gran número de compañeros cuyas medidas cuadraban con lo establecido, mientras que unos pocos teníamos diferencias frente a las medidas dadas.
Fue una práctica curiosa y muy interesante que me ha permitido descubrir mi cuerpo con profundidad, una forma alternativa de descubrir las medidas de nuestro cuerpo, algonqur vemos a diario pero que no nos percatamos de ello.
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