lunes, 30 de octubre de 2017

Exposiciones 3 y 4: El retiro

Este fin de semana fue una verdadera apuesta en el ámbito artístico y una oportunidad de conocer nuevos artes, debido a la visita de dos exposiciones en las inmediaciones del retiro.
Foto por Manuel
La primera de ellas, titulada Todas las variaciones son válidas, incluida esta, era una fuerte apuesta de la artista Esther Ferrer, consagrada en el mundo del arte y muy dedicada a la performance.
Foto por Manuel
Al comienzo, su obra mostraba temas reivindicativos de la mujer, desnudos que buscaban expresar la naturalidad del cuerpo femenino, mediante fotos y vídeos de como la mujer se medía su cuerpo, palmo a palmo, sin ningún tipo de tapujos.
Foto por Manuel
Foto por Manuel
Foto por Manuel
Foto por Manuel
Foto por Manuel
Una mirada al feminismo parecía ser el tema central de la exposición; pero nada más lejos de la realidad, a medida que íbamos avanzando, descubriamos espacios dedicados a la performance más transgresora. No estábamos muy seguros de la idea que se buscaba transmitir la artista Esther Ferrer. Veíamos demasiada información, la cual los abrumaba

Con la ayuda de un chico que se encontraba allí para asesorar a los asistentes, comenzamos a entender la dinámica de la exposición. La artista buscaba reflejar el tiempo y lo estático, y para ello se basaba de elementos simples y cotidianos. No eran performance de un gran derroche y lo más interesante radicaba en la posibilidad de participar de lleno en ellas; recorrer la sala en una silla, observar el espacio entre dos vasos de agua, escuchar un concierto a 100 voces o simplemente comprobar los rastros del paso del tiempo en unos sobres de papel.
Foto por Manuel
El tiempo se reflejaba también en la propia artista, la cual comparaba sus fotos tomadas cada cinco años, con la misma posición y el mismo filtro, siendo testigo del gran cambio que experimentaba y de como esas nuevas arrugas eran signos de experincia.
Foto por Manuel
Sus fotografías también era un reflejo de el pasado olvidado, el presente real y el futuro incierto. Para ello, mostraba imágenes menos nítidas en los extremos y se iban haciendo más claras a medida que íbamos acercándonos al centro, la situación actual.
Continuamos viendo ejemplos de su crítica al machismo, con objetos como armas que poseían un miembro masculino, lo que le convertía en un peligro.
Foto por Manuel

Pero sin duda, el objeto de la exposición que captó toda mi atención, fue ese piano blanco con mensajes en francés, que invitaba a ser tocado. Era un nota de cordura entre tanta locura necesaria, para mi supuso una reencuentro con la música y en concreto el piano, en general, una exposición digna de visitar debido a su compleja sencillez.
Foto por Manuel



La siguiente parada fue en el Palacio de Cristal, a pocos metros de donde nos encontrábamos. Dicha exposición, realizada por la artista colombiana Doris Salcedo, recibe el nombre de Palimpsesto, y buscaba reflejar los nombres de todas las víctimas por ahogamiento al intentar cruzar los mares.
Foto por Manuel

Para llevar a cabo su cometido, la artista apostó por un mecanisno que hacía aparecer en el suelo, escritos con agua, los nombres de las víctimas, los cuales iban desapareciendo para dejar paso a otros nombres.
Foto por Manuel
Foto por Manuel

En sí, la exposición no tenía ningún concepto más; era un mecanisno el cual me sigue sorprendiendo, cuyo objetivo era reflejar el olvido, el como esos nombres quedan atrás, vidas que nadie recordará. En mi opinión una fuerte apuesta con intenciones más allá de lo meramente artístico, buscando hacer crítica de lo político e intentado que lo que un día fue aún se recuerde.

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